jueves, 14 de mayo de 2009

¿Ciencia o religión?

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Voy a regresar a un tema que levemente rocé durante mi post inaugural: la mención del Dr. Arturo Fregoso Urbina.

Él egresó de la Escuela Nacional de Agricultura (1956), donde estudió la especialidad de Bosques, y de la Facultad de Ciencias de la UNAM, en 1960. Obtuvo los grados de Maestría en Lógica y Filosofía de la Ciencia: Maestría en Estadística, y Doctorado en Matemáticas, éste último en la Universidad de Indiana, Estados Unidos (1963). Así que creo que no exagero cuando digo que es un erudito de nuestros tiempos.

En su libro Saber y Creer, el capítulo 1: Demencia, ciencia y creencia —al que este blog le debe su nombre— comienza un análisis profundo (que se extenderá durante una serie de libros de su autoría) sobre ciencia y religión. 

Durante el mencionado capítulo él señala que a pesar de vivir en una época en la que la cultura humana posee más maravillas que nunca, la gran mayoría de los seres humanos hemos perdido la capacidad de maravillarnos. De hecho maravillarse se considera infantil, y por lo tanto, tonto e ingenuo.

Jamás una sociedad dependió tanto de la ciencia para subsistir como la nuestra, e incluso la hemos vuelto nuestra estructura, nuestro valor central característico. El Dr. Fregoso menciona que tanto la ciencia como la religión están basados realmente en la fe, por ejemplo todos aceptamos que 2 más 2 son 4, pero realmente los números no existen en la naturaleza, eso es un acto de fe. Cuando se deduce un teorema matemático indudablemente llegamos a los axiomas, y los axiomas no existen, es mas la definición de axiomas, dice: "es una proposición que no requiere demostración", o sea que a final de cuentas es un acto de fe y la única ciencia perfecta son las matemáticas y son perfectas precisamente porque los hombres la inventamos, todas las demás ciencias tienen muchas cosas que bajo determinadas condiciones no se cumplen, por ejemplo las leyes de la física sólo se cumplen en la Tierra.

Por esto Fregoso deduce que la ciencia es la religión moderna, en la cual depositamos nuestra fe y confianza. Sin embargo, algo que no aprecio es que hace sonar a la ciencia como el substituto malvado de una religión benévola (lo cual me parece ridículo, pues no se necesita ser ateo para darse cuenta de las atrocidades y perversiones de la Iglesia), y que gracias a la ciencia, que todo lo sabe y lo puede, estamos destinados a la destrucción. Por otro lado menciona que gracias al sistema educativo, que pone a la ciencia por encima de la religión, estamos condenados a aprendernos la propaganda política del gobernante en turno, así como los cuentos y leyendas que forman parte del proyecto de nación y que se hacen pasar por hechos verídicos. Cierto, tal vez, pero entonces; ¿acaso sería mejor aprendernos los cuentos y leyendas de una religión que al fin y al cabo está corrupta por los hombres?.

Estoy de acuerdo en que en la raíz de la ciencia hay una cuestión de fe, pues tenemos fe antes que nada en que existe el mundo físico y que ese mundo tiene regularidades que podemos entender. Sin embargo no creo que en este mundo haya un proyecto, ni sea la expresión de los planes de ningún ser superior.

El principal problema es que depositamos nuestra fe en una ciencia, que al mismo tiempo desconocemos. Es decir, carecemos de una cultura científica que, más allá de poseer o no ciertos conocimientos, nos permita distinguir anécdotas o suposiciones de datos confirmados.

El debate entre ciencia y religión puede que no termine para muchos, pero es cierto que el principal enemigo de las religiones siempre ha sido el conocimiento. Sin embargo, Fregoso insiste en que esta decadencia y desvalorización de las instituciones religiosas sobre las que se fundó la civilización occidental (y que él atribuye a la proliferación de la ciencia) deja un vacío espiritual y colectivo, vacío cultural cada vez mayor, más angustiante e imposible de soportar.

Uno de los puntos fuertes de esta lectura es que nos hace darnos cuenta que eso que llamamos “método científico” no es una simple receta que se sigue para hacer ciencia. Es el resultado de siglos y milenios de pensamiento, esfuerzo , talento y genialidad humana, y que no podemos, ni nunca podremos, resumirlo a una serie de pasos que nos den como producto ciencia.

En fin, les recomiendo ampliamente que lean este texto, ya que les parezca que está en lo correcto o no, es garantizado que moverá algunas fibras en su interior, y lo más importante, los hará reflexionar y pensar en lo que podemos o no dar por sentado. Es por eso que el blog lo he titulado así, porque, a pesar de no estar siempre de acuerdo con lo que leía, fue un libro que movió mucho en mí, pero que sobre todo, siempre se sintió como una conversación con un amigo.

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